viernes, 9 de mayo de 2008

Cronología en un mundo paralelo.

Es difícil hablar ahora,
donde sentimientos crecen, aparecen y desaparecen.
No es fácil hablar el dolor interno
cuando sabes que puede no mejorar.

Recuerdo haber visto un papalote de pequeña,
tanteando al viento travieso y libre.
Recuerdo haber sentido el pasto bajo mis pies,
y haberme sentido realmente simple, diminuta...

...en mi inocencia creí que eso cambiaría,
cuando "fuera grande".

La ley del tiempo se cumplió y me maldijo,
y me veo a escasos segundos de ser adulta.
Volví al jardín olvidado, intenté no profanarlo
dejando mis zapatos, mi malestar y mis problemas afuera.

Y lloré...

Me recosté en el pasto, que me recibió resignado,
y me sentí realmente simple, diminuta.
Abandoné mi cuerpo, me entregé de lleno al sentir bueno, perfecto.
Atraje a mi mente el recuerdo de lo primero que ví
al llegar a este mundo paralelo...con tranquilidad.

Intenté recordar las cosas sencillas de la vida a través del tiempo, y también las que parecen,
pero no lo son, o en su defecto lo son...
...pero no las entiendo, las comprendo.

No escucho, no veo, no huelo...
Extraño la música, el rasgeo de mis dedos con el metal de la guitarra,
sin embargo la siento, la conozco.
Añoro el atardecer intenso desde mi azotea,
con el fulgor melancólico del naranja adormecedor,
y aún así todavía me llena su belleza, la conozco.
Ignoro dónde quedó el perfume de los pinos de mi infancia,
pero me alegran, ya no los huelo, puro recuerdo.

Y tomo consciencia de que mi cuerpo es sólo la expresión de mi esencia.
Puedo vivir sin él...
Empero lo necesito en este mundo paralelo,
para crear mis maravillas...

Me pica el cuello, me rasco.
Me levanto, me seco las lágrimas
con la manga derecha de mi blusa.

Ya no me duele...ya puedo hablar.